Iván Zamorano: la historia del ‘Bam‑Bam’ que marcó el fútbol chileno
Si alguna vez viste la Roja en los años 90, seguro recuerdas a Iván Zamorano con su melena y el número 10 en la espalda. Nació el 18 de enero de 1967 en Santiago y, desde chico, soñaba con jugar en los grandes estadios. Su salto al fútbol profesional empezó en la Universidad de Chile, donde rápidamente se ganó el apodo de “Bam‑Bam” por su potencia frente al arco.
Trayectoria de clubes: de Chile a Europa
Después de brillar en la Universidad, Zamorano pasó a Colo‑Colo y ayudó al equipo a levantar la Copa Libertadores en 1991. Ese triunfo abrió la puerta a Europa y, en 1992, firmó por el Sevilla. En la Liga española mostró su capacidad de marcar goles y su ética de trabajo, lo que llamó la atención del Real Madrid.
En el madridismo, el chileno vivió su mejor temporada: ganó la Liga en 1995‑96 y la Champions League en 1998. Su gol de cabeza contra la Juventus en la final quedó en la memoria de los aficionados. Después de Madrid, se trasladó al Inter de Milán, donde continuó anotando en la Serie A y ayudó al club a ganar la Coppa Italia en 2000.
La Roja y la Copa del Mundo
Con la selección chilena, Zamorano se convirtió en capitán y líder indiscutible. Participó en tres Mundiales (1990, 1994 y 1998) y fue la cara visible del equipo en el torneo de Francia 1998, donde anotó dos goles contra Italia y una contra Camerún. Su puntería y su carisma inspiraron a una generación de futbolistas jóvenes que crecieron viendo sus jugadas.
Después de retirarse como jugador en 2001, Zamorano siguió vinculado al deporte: trabajó como comentarista, colaboró en programas de televisión y apoyó proyectos de desarrollo de talento juvenil. En 2018, la FIFA lo incluyó en la lista de los mejores delanteros sudamericanos del siglo XX, reconociendo su aporte al fútbol mundial.
Hoy, Iván Zamorano es más que un exdelantero; es un referente de disciplina, humildad y pasión. Sus anécdotas sobre entrenamientos intensos, su hábito de correr antes de cada partido y su consejo de “jugá siempre con la cabeza” siguen motivando a jóvenes futbolistas en Chile y en el extranjero.
Si quieres seguir sus pasos, lo más valioso es aprender su mentalidad: trabajar duro, mantener la confianza y nunca dejar de disfrutar el juego. Zamorano demostró que, con talento y esfuerzo, un chico de Santiago puede llegar a anotar en el Bernabéu y ser héroe para toda una nación.

Marcelo Salas confiesa la habilidad de Zamorano que siempre envidió: su punto débil en el fútbol
Marcelo Salas reveló que le habría gustado tener el juego aéreo de Iván Zamorano, su compañero en la mítica dupla 'Sa-Za' de la selección chilena. Ambos delanteros marcaron una época y guiaron a Chile al Mundial de 1998, complementando sus habilidades en equipos italianos y en la Roja.
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