
El inicio prometedor y el golpe inesperado
Pocos futbolistas pueden decir que su vida ha dado tantos giros como la de Luciano Cabral. Nacido en 1995 en Argentina, rápidamente se ganó una reputación en C.A.I. por su talento. Pronto, Argentinos Juniors lo abrazó como una promesa y muchos lo veían como el sucesor de Riquelme. La prensa no tardó en llenarlo de elogios y hasta hinchas rivales admitían una especie de respeto.
Pero en enero de 2017, todo cambió de golpe. Cabral, su padre y su primo se entregaron a la justicia acusados de homicidio tras una riña en Mendoza que terminó con la muerte de Johan Villegas. Cabral insistió siempre en que se defendió, pero la justicia argentina vio lo contrario: en 2018 sentenciaron a padre e hijo a nueve años y medio de prisión. En la cárcel, la historia personal de Cabral se puso a prueba. Su padre reconoció la culpabilidad, pero la condena de Luciano no se movió un milímetro. Allí, entre rejas, el mediocampista peleó por su inocencia y por no perder la forma. Una historia personal muy dura que se fue haciendo conocida entre los futboleros de ambos lados de la Cordillera.
Resurgir y venganza deportiva
Cumpliendo cinco años por buena conducta, Cabral recuperó la libertad a finales de 2022. Sabiendo que regresar a Mendoza podría traerle problemas, cruzó la frontera y recaló en Coquimbo Unido, de Chile. Si alguien pensó que su talento se había oxidado, se equivocó: el argentino nacionalizado chileno empezó a despuntar rápido. Volvió a ser ese mediapunta técnico y cerebral que deslumbraba en su adolescencia y, de paso, se ganó un contrato en México con León en 2024.
El ciclo siguió rápido: en 2025 volvió a la Argentina y firmó por Independiente. Y allí llegó lo que nadie hubiera escrito en un guión: en una Copa Libertadores caliente, el mismo Cabral que estuvo preso por casi la mitad de una década fue figura contra Boca Juniors, el club más grande del país según millones. Él dio una asistencia clave en ese 2-1 que eliminó al Xeneize, y las portadas explotaron. Las ironías de la vida deportiva: condenado ayer, héroe hoy, y en el centro del escenario nada menos que ante Boca.
Este renacer lo llevó también a vestir otra camiseta nacional. Tras haber jugado con la Sub-20 de Argentina en 2014, en 2015 pasó a la de Chile. Su regreso internacional fue en 2024, debutando con la absoluta chilena en Eliminatorias ante Venezuela, donde hasta marcó un gol, aunque fue anulado por el VAR. Chile ganó igual y Cabral se quedó saboreando la revancha personal.
Su historia, tan improbable como cruda, encendió las redes y los debates en la televisión. ¿Hasta dónde puede llegar alguien que supo caer tan bajo? En el fútbol, la segunda oportunidad no abunda, pero Cabral parece decidido a aprovechar la suya al máximo, dejando marcas tanto en la cancha como en la memoria de quienes siguen el torneo sudamericano.
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