Renata Jamrichova conquista su primer Grand Slam junior en Melbourne tras remontar a Emerson Jones

Marcel Nuñez

28 ago 2025

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Una final fugaz y una remontada que cambió todo

En solo 61 minutos y en la Rod Laver Arena, Renata Jamrichova, de 16 años y primera cabeza de serie, se llevó el título junior del Abierto de Australia con un 6-4, 6-1 ante la australiana Emerson Jones, de 15. El marcador no cuenta toda la historia: la eslovaca iba 1-4 abajo en el primer set, giró el partido desde la calma y terminó ganando 11 de los últimos 12 juegos.

La final arrancó con nervios. El empuje del público local, una central imponente y la energía de Jones marcaron el inicio. Jamrichova, en cambio, eligió templar. Tras el encuentro lo resumió sin rodeos: 'Al principio estaba muy nerviosa por la pista y la gente, me repetí que disfrutara cada punto. Ese cambio me ayudó a soltar el brazo'. Ese cambio interior se tradujo en una cadena de juegos que desactivó por completo a su rival.

El punto de quiebre llegó al cerrar el primer set: un peloteo de 27 golpes con bola de break en contra, que Jamrichova salvó a base de defensa paciente y un latigazo final desde el fondo. Ese momento, más que cualquier número, desniveló la final. Desde ahí, la eslovaca mandó con su saque, apretó el resto y empujó a Jones a arriesgar por fuera de su plan.

Los datos dibujan el guion. Jamrichova construyó desde el servicio y la agresividad medida: seis aces, cinco de seis bolas de break salvadas y 15 golpes ganadores. Jones, que venía en racha, no encontró continuidad con la derecha y acumuló 27 errores no forzados, muchos en el segundo set, cuando la presión ya era otra.

  • Duración de la final: 61 minutos.
  • Parciales: 6-4, 6-1 para Jamrichova.
  • Aces: 6 de Jamrichova.
  • Break points salvados: 5/6 por parte de la campeona.
  • Golpes ganadores: 15 de Jamrichova por 11 de Jones.
  • Errores no forzados: 27 de Jones.
  • Racha final: 11 de los últimos 12 juegos para Jamrichova.

El tramo final fue una exhibición de control. Sin buscar el tiro imposible, Jamrichova fue variando alturas y direcciones, atacó la devolución al cuerpo y, cuando tocó, cerró por la vía corta. Jones, que había ganado 11 partidos seguidos y el título junior de Traralgon la semana anterior, se quedó sin respuestas al ver escapar el primer set que tenía encarrilado.

Historia para Eslovaquia y un aviso al circuito

Con este título, Jamrichova se convierte en la cuarta jugadora de Eslovaquia que conquista un Grand Slam junior de individuales. Se suma a Karina Habsudova (US Open 1991), Kristina Kucova (US Open 2007) y Tereza Mihalikova (Australian Open 2015). Su trayectoria ya asomaba: había sido campeona de dobles en Melbourne Park y semifinalista en Wimbledon y el US Open en individuales. Faltaba ese paso que separa una buena promesa de un nombre propio en la categoría.

Para Jones, la final fue un frenazo, pero no un punto y aparte. La australiana, con 15 años, llegaba lanzada y buscaba poner fin a una espera larga para el público local. Australia no celebra una campeona del cuadro junior femenino del propio Abierto desde hace años; la última vez que una jugadora local alcanzó la final fue Jessica Moore en 2008. De haber ganado, Jones habría sido la primera campeona australiana junior de Grand Slam desde Ashleigh Barty en Wimbledon 2011.

Estas victorias no garantizan un salto inmediato al profesionalismo, pero sí abren puertas. El camino suele combinar torneos ITF (W25, W60), invitaciones a fases previas de WTA 250 y alguna aparición puntual en cuadros finales. Esa mezcla de rodaje, calendario y equipo alrededor de la jugadora marca la diferencia. En los últimos años, nombres como Ashleigh Barty o Iga Swiatek levantaron un junior grande antes de dar el salto definitivo, mientras que otras necesitaban más tiempo. No hay una única receta.

En el caso de Jamrichova, su partido en la Rod Laver Arena mostró un patrón claro: pegada desde el fondo, primer servicio que la protege en los momentos clave y, sobre todo, toma de decisiones rápida. No ganó por acelerar a ciegas, sino por elegir bien cuándo apretar cruzado o cargar al revés de Jones. Esa lectura, rara a su edad, fue la que desarmó a la favorita del público.

También cuenta el contexto. Jugar una final junior en la pista central, con la luz de un evento mayor a tu alrededor, no es una experiencia menor. La eslovaca ya había probado ese ambiente en dobles, y esa memoria emocional se notó cuando tuvo que servir para cerrar el primer set con presión en contra. Un par de primeros saques, una devolución neutralizada y la paciencia para aguantar 27 golpes. Eso no se improvisa.

Para Australia, el nombre de Jones seguirá arriba en la lista. Su racha, su título en Traralgon y su físico compacto apuntan a una jugadora de fondo con margen de crecimiento en el servicio y la devolución. La derrota duele por el escenario y por lo que había en juego para el público local, pero deja aprendizaje. Un junior de enero no define una carrera, la orienta.

El triunfo en Melbourne cierra un capítulo en la etapa formativa de Jamrichova y abre otro: el de gestionar expectativas. El circuito profesional exigirá más piernas, más días malos y más viajes. La base está. Si mantiene el servicio como plataforma y elige con calma su calendario, su transición puede ser ordenada. Hoy, de momento, lo que queda es una foto: una adolescente eslovaca que, en la pista más icónica del tenis australiano, convirtió una final torcida en su primer gran título.